Marcha universitaria 2024: la subjetividad estudiantil en tensión

Resumen

El martes 23 de abril de 2024 a las 14 horas, en la puerta de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, nos encontramos con un panorama esperanzador, luego de varios meses de un contexto tan desolador como inédito en nuestra trayectoria universitaria: miembros de la comunidad educativa de la Facultad colmamos cuadras y cuadras; listes para movilizar en defensa de la educación pública, a la par de miles de trabajadores y trabajadoras, estudiantes, docentes, no docentes, investigadores y graduades de otras universidades del país. La movilización, motivada por el repudio al ajuste sobre la educación que propuso el gobierno de La Libertad Avanza logró encontrarnos en algo común.

Ese primer cuatrimestre de mandato del presidente Javier Milei —y lo que vino después—, tuvo la suficiente potencia para que se sintiera como cuatro años agotadores en lo que respecta a la lucha en defensa de la educación: el cierre del Fondo Nacional de Incentivo Docente (FONID), el congelamiento del presupuesto universitario, los despidos estatales, el desmantelamiento de políticas públicas y el planteo de un modelo de educación entendida como servicio y no como derecho.

En este marco, comenzaba un primer cuatrimestre en que la subjetividad estudiantil estaría tensionada por una lucha educativa que nos demanda, al día de hoy, estar dentro y fuera de las aulas simultáneamente, y que, luego de la marcha federal universitaria, nos dejó con varias preguntas sobre lo común.