Reinventando la asistencia
Territorios, extensión y prácticas en pandemia

barrilete cultural se pregunta cómo estar presentes ahora en el territorio. ¿Hay posibilidades de reinventar los modos de estar? y en ese interrogante reactualiza el debate sobre las prácticas extensionistas y la asistencia.

Por Silvia Viñas, Laura Macri, María Soledad Muñeza, Gabriela Magistris y Nora Enriquez.

Equipo Barrilete Cultural

Estar a la altura de las circunstancias implica, precisamente, no estar en la altura cuando nos necesitan las circunstancias. (Cano e Ingol, 2020)

Cuando en febrero de 2020 entramos en la 21-24 y nos aproximamos a la Escuela Media 6 D.E.5 (la 6 del 5º) nos invadió la alegría del reencuentro, esa satisfacción de ser unx más de lxs que transitan esas calles en que los pies ya saben cuándo viene el tranco largo (la esquina anegada) o el andar en puntitas (la vereda estrecha). Los puestos de hierbas, de tortilla y choripanes, con sus aromas dan la hora mientras los sonidos absolutamente propios, exclusivos de esa urbanidad, indican distancias. Luego, los rostros amigos de docentes, auxiliares y estudiantes. Amistad de experiencias, proyectos, deseos y de dolores que acercan.

De esto habíamos dado cuenta entre nosotrxs, el equipo Barrilete Cultural, sin imaginar que un mes más tarde solo podríamos volver a ese espacio, nuestro territorio, desde el relato de directivxs y docentes de la 6 del 5º y otrxs compañerxs. Como todos los años, habíamos imaginado los talleres Cuenta Cuentos que realizaríamos con los estudiantes para incentivarlxs y prepararlxs para ir a leer a niñxs a escuelas primarias y a la Feria del Libro. Y estábamos planificando las actividades que los inscriptxs en el Seminario de Prácticas Socioeducativas Territorializadas (PST) “Abordajes grupales en el ámbito comunitario. Prácticas de formación de jóvenes como promotores socioculturales”, compartirían junto a lxs estudiantes secundarixs.

Mientras, una epidemia al otro lado del planeta había sorprendido al mundo. Su irrefrenable contagio desbordaba la capacidad de atención sanitaria acrecentando su letalidad. La lejanía y el imaginario de un océano de por medio creó la ilusión de estar a salvo. Pero el COVID-19, rápidamente se extendió por el mundo. Debemos admitir que el virus tiene una eficacia incomparable en extenderse territorialmente, aunque repudiamos la modalidad de su abordaje territorial: invasivo, condicionando las poblaciones, imponiendo conductas y formas de vida y, lo que es peor, poniéndolas en riesgo. Así quedamos aisladxs de nuestros espacios territoriales, y nuestra extensión crítica tuvo que abordar la crisis con herramientas y estrategias poco conocidas, debiendo entrar en juego en modo virtual.

¿Qué hacemos con el seminario de prácticas socioeducativas territorializadas?

Para este año, habíamos decidido enfatizar el carácter de extensión del seminario de PST Abordajes grupales en el ámbito comunitario realizando una convocatoria para que accedieran al mismo participantes de organizaciones sociales y barriales entendiendo que esta formación sería de interés para quienes realizan actividades educativas, culturales y comunitarias con jóvenes. Estos participantes, en diálogo con lxs estudiantes universitarixs enriquecerían la reflexión y los modos de abordar los contenidos teóricos y las prácticas. La respuesta fue muy positiva y en pocos días habíamos superado el cupo de treinta personas que habíamos establecido.

Ante la emergencia sanitaria y el aislamiento social preventivo obligatorio, la Universidad de Buenos Aires y la Facultad de Filosofía y Letras en particular, tras posponer el inicio de clases, las inicia de manera virtual.

Nos preguntamos si era correcto proponer un seminario de prácticas territoriales sin garantías de poder llevarlas a cabo, pero confiamos en que podríamos reformularlas.

En una oportunidad se nos cuestionó la inserción de lxs participantes de extensión en este contexto, en razón de los recursos tecnológicos escasos con los que se contaban, y defendimos su participación desde una posición extensionista crítica. Allí advertimos la fuerte identificación de nuestro equipo con esta área universitaria y la convicción de que extensión, docencia e investigación deben ser siempre una amalgama para que la textura de su tarea y producción sean ricas en lo ético, estético, ecológico, ideológico-político y en el rigor teórico. La participación de actorxs sociales en instancias de formación universitaria permite que los contenidos puedan ser interpelados y/o resignificados desde diversos ámbitos y miradas aun en contexto de pandemia, por ello debía ser sostenido. A su vez, rechazábamos la profundización del aislamiento: ni aislar a lxs actorxs del territorio social del ámbito del saber, ni poner en cuarentena a la Extensión. Debíamos estar presentes, acompañar los deseos de aprendizaje de personas con diferentes realidades y potenciarnos en esa construcción conjunta. Hicimos nuestras las palabras de Cano e Ingol (2020)1 sobre la Extensión universitaria en tiempos de pandemia: “Si la excepción puede transformarse en regla, disputemos las excepciones”.

Apostamos a construir un espacio de reflexión y de des-aceleración que permitiera múltiples miradas ante la urgencia de la vida y la emergencia que nos atraviesa. A veces es necesario “salir de lo inmediato”, para encontrar refugios de pensamiento, cuerpo y afecto/afección.

Otro punto de tensión fue que nuestra base de saberes, experiencias y herramientas a aportar, quedó fragilizada ante la inexperiencia en abordajes grupales “virtuales”. Las técnicas lúdicas y creativas que solíamos brindar perdían solidez sin la presencia de los cuerpos. Tuvimos que crear nuevas herramientas y paradójicamente, hacer del espacio de enseñanza un espacio de práctica para nosotrxs en aquello en que nos iniciábamos. Hoy podemos afirmar que el intercambio entre estudiantes de diferentes carreras y lxs participantes de otros ámbitos ha sido un acierto, resultó absolutamente favorecedor para el desarrollo del seminario en este contexto.

Corporizando la virtualidad

Nos preguntábamos cómo estar presentes ahora en el territorio. ¿Había posibilidades de reinventar los modos de estar? La experiencia volvió a brindarnos algunas pequeñas respuestas.

Susana vive en el Barrio Padre Mugica, en la 31, entre innumerables actividades participa de una organización social. Se inscribió al seminario apenas iniciamos la convocatoria; cuando se estableció la modalidad virtual le consultamos por whatsapp sobre sus posibilidades para cursar de ese modo y lo puso en duda por dificultades de conectividad y tecnológicas. A fines de abril, nos escribió una noche a las 23 hs pidiendo que nos comunicáramos con ella, lo hicimos inmediatamente, estaba internada con varixs de sus hijxs, todxs con test de covid-19 positivo. Seguimos comunicadxs. Luego falleció una compañera suya de la organización. No fue lo mismo conocer o no a Susana, compartir con ella era estar en territorio, era que el territorio se extendiera a nuestros cuerpos, nuestro sentir y pensar. En el llamado que nos hizo, reconocemos el haberse sentido cuidada cuando propiciábamos su participación aun sabiendo que era probable que no asistiera de manera continua o permanente al seminario.

En un encuentro entre equipos del CIDAC se reconoció que hoy era necesaria la tan cuestionada “asistencia”. La asistencia ha sostenido posiciones mesiánicas, filantrópicas y benefactoras a las que no adherimos. Nos quedamos pensando en el valor de otra acepción del término, en “asistencia” como presencia, como oposición de ausencia, donde nos hacemos presente ante la espera de un otro social. La “asistencia” así cobra nuevo sentido, diferente de lo asistencial; aquí es cuerpo, es escucha, es presencia a la par y no abandono o indiferencia.

Mientras, en la Villa 21-24, las problemáticas y los reclamos crecen, la situación sanitaria requiere atenciones que no se brindan, exponiendo a la enfermedad y la muerte a sus habitantes. Esto no tardó en golpear a las familias de lxs estudiantes de la 6 del 5º. Allí estamos, sin recorrer sus calles pero atentxs a cada situación, a cada necesidad de recursos, difundiendo sus reclamos y tratando de inventar algún taller virtual para lxs jóvenes.

Pensamos, reformulando a De Sousa Santos (2020)2, que nuestro rol se debe alejar de las aspiraciones de una intelectualidad de vanguardia, que nuestra labor desde el ámbito universitario es esa que él denomina de “retaguardia”. Retaguardia que, en oposición a la vanguardia, se presenta como receptora de lo que acontece, se sostiene en su atención sobre lo que aqueja socialmente y en diálogo con los demás actorxs sociales está dispuesta a intervenir, aun atravesada y fragilizada por la misma realidad. Es desde allí que se reinventa la asistencia.

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