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El viaje porno: charla con Las Hijas del Fuego

Por Laura Milano1

En la última edición del seminario optativo de verano Un porno propio: cruces entre arte, activismos y pornografía de la carrera de Artes de Filosofía y Letras (UBA) se realizó un conversatorio entre estudiantes, docentes y parte del elenco de la película Las Hijas del Fuego de Albertina Carri. Aquí un pequeña crónica de ese viaje porno dentro del aula.

La indagación crítica sobre la pornografía tiene la huella de un viaje iniciático, un recorrido que transforma a lx protagonista a partir de diferentes experiencias que va transitando en el camino y que hacen a un aprendizaje que se imprime en el cuerpo, la subjetividad y la acción. Una vez que nos iniciamos en ese viaje es difícil volver a observar los materiales pornográficos como meros estímulos visuales sexuales, la imagen nos va a estar hablando de mucho más. El viaje por el porno nos invita a preguntarnos acerca de los modos en los que representa el sexo, a los vínculos, los cuerpos. Pero también, el viaje por el porno nos aventura en la pregunta por nuestros consumos, nuestras prácticas, las exigencias que depositamos en las imágenes y las frustraciones que nos atraviesan cuando éstas no nos alcanzan para poder abordar nuestros deseos.

Estos interrogantes han sido claves en el Seminario Un porno propio: cruces entre arte, activismos y pornografía que compartimos en el verano 2019 como parte de la oferta de seminarios optativos de la carrera de Artes de la Facultad de Filosofía y Letras (UBA). En este seminario nos permitimos ingresar al universo de lo pornográfico y lo pospornográfico como si de un viaje se tratara: hicimos un recorrido que nos llevó tanto a transitar las lecturas y películas clásicas del género, como también desviarnos hacia las manifestaciones contemporáneas activistas en torno a la representación del sexo. El aula fue el espacio que nos convocó para compartir este viaje, para colectivizar saberes, para traficar materiales, y para abrir debates (en la mayor de las veces, sin soluciones o respuestas concluyentes). El viaje porno dentro del aula nos permitió repensar el fenómeno pornográfico en su entrecruzamiento con el arte y los activismos feministas donde convergen la autogestión, la creación, los discursos transfeministas/queers, la relación con las instituciones académicas/artísticas, los lenguajes de la performance y el video, los discursos críticos sobre el porno y los espacios culturales under. Más no hicimos este viaje solxs, sino que durante la cursada del seminario nos acompañaron investigadores, artistas y activistas locales que compartieron sus experiencias dentro de la pornografía; generando un encuentro directo entre lxs estudiantes y aquellas personas que hoy traccionan en este campo. La charla con parte de la producción y el elenco de Las Hijas del Fuego (Dir: Albertina Carri, 2018) fue la actividad de cierre del seminario, en la que la película fue el punto de partida para hablar de pornografía, cine, deseo, activismo y sexualidad.

La película Las Hijas del Fuego se estrenó en 2018 y desde entonces no para de viajar por festivales internacionales de cine, cines comerciales de países vecinos, salas subvencionadas en distintas ciudades del país, eventos feministas, etc. Una película sobre un viaje que – a su vez- es una película porno donde la erótica lésbica es tan protagonista como los paisajes y la ruta. El recorrido rutero por el territorio como la huella de un dedo que recorre un cuerpo. La historia comienza en el sur patagónico donde dos amantes se reencuentran y comienzan un viaje que irá sumando nuevas amantes, nuevos juegos, nuevos vínculos y nuevas preguntas acerca de su propio deseo. Una de ellas quiere hacer una película porno, registrar aquello que van experimentando on the road cuando el pasaje entre un paisaje y otro o entre un cuerpo y otro deja huella en la propia piel. “El problema no es la representación del sexo, sino cómo los cuerpos se vuelven paisaje y territorio” se la escuchará decir como voz en off. La pregunta por las posibilidades del porno, por lo que muestra o deja de mostrar, por lo que nunca va a retratar la imagen pornográfica está en el centro de esta película y en las propias posibilidades narrativas y visuales para ensayar una respuesta. En ese sentido, este relato rutero y porno tiene la impronta ensayística de los últimos trabajos de Albertina Carri donde la experimentación visual, la poesía y la reflexión crítica aparecen vinculadas dentro de una misma urdimbre.

¿Cómo comenzó este proyecto de película y cómo ven hoy las repercusiones que va teniendo a medida que sigue exhibiéndose en distintos espacios? Esta fue la pregunta con abrió la charla con Rosario Castelli, Maru Marcet, Rocío Zuviria y Mijal Katzowicz, integrantes de la producción y del elenco de Las Hijas del Fuego. El proyecto comenzó en 2016 y para ese entonces no sabían cuál sería el devenir de la película y qué tipo de circulación tendría. “Pensamos que íbamos a pasar este material en un sótano de un cine XXX tomado un día por las pibas, y hoy la película está en la cartelera de los cines. La verdad es que no nos imaginábamos esto” explicó Rosario Castelli quien fue parte de la producción. La película fue estrenada en 2018 en el Festival BAFICI y allí ganó la competencia a película nacional, al tiempo que también se proyectó en festivales internacionales de cine como Cannes y San Sebastián. Maru Marcet, una de las actrices, agregó “nosotras no esperábamos algo así respecto a la distribución. Una vez que la película ya estuvo lista, la verdad no sabíamos que iba a pasar. Creo que todas tuvimos un gesto inconsciente cuando aceptamos hacer esta película. Cuando entró al BAFICI ya fue una sorpresa y cuando ganó la competencia ese fue el salto que habilitó que hoy la película este en cines comerciales. Lo mismo respecto a su arribo en el Festival de Cannes y los premios que fue ganando desde entonces”.

La distribución de Las Hijas del Fuego a través de los Espacios INCAA del país y su comercialización a otros países ha hecho que la película se haya proyectado en varias provincias de Argentina y en quince ciudades de Brasil además de seguir participando de festivales de cine independiente y otros especializados en pornografía feminista. En muchas de estas proyecciones se realizaron conversatorios en donde el elenco contestó preguntas del público cinéfilo, activista y no especializado. Allí, según cuentan, comprendieron que la película estaba abonando a una discusión acerca de lo que es el porno, los limites porosos entre porno y cine, las posibilidades de la imagen porno para hablar de sexualidades disidentes, etc. “La película está en un lugar incomodo. Nos sorprende que haya ido a un montón de lugares donde no pensábamos que iba a ir y eso habilita que aparezcan discusiones que no esperábamos” nos contó Rocío Zuviria, una de las protagonistas del film. Las anécdotas con señoras que se levantaron y se fueron indignadas de la sala de cine se mezclan en sus relatos con las de otras señoras que festejaron la existencia de una película donde los cuerpos de las lesbianas, trans y bisexuales gozan por fuera de la mirada masculina.

Luego, también preguntamos: ¿podemos hablar de esta película desde una perspectiva pospornográfica cuando se nombra a sí misma como porno? “Tal vez para quien se especializa en porno, ve Las Hijas del Fuego y le sobra narrativa. Y para quien busca la narrativa, encuentra que la película tiene mucho de sexo explícito. Es ese `entre` el que nos permite discutir qué es el porno. Da espacio para preguntarse muchas cosas” sugiere Maru Marcet. Más también hay una lectura política del porqué nombrarse porno: “Se define porno porque se enmarca en una discusión. El activismo tuvo un giro al posporno o intentó hacer intervenciones desde ese título. La discusión en torno al porno tiene mucha historia, sobre todo en torno a la censura. En el feminismo hubo marchas en contra del porno. La idea es crear algo que nos de placer básicamente, con lo que nos podamos identificar. Muchas de las prácticas que aparecen en la película se vinculan con el discurso posporno, con la práctica política de generar otros modos de producción y otros circuitos. En ese sentido, Las Hijas del Fuego no está tan lejos del posporno pero si elegimos nombrarla como porno porque está bueno discutirle al porno y al cine cómo se muestra el sexo, los vínculos eróticos” explicó Rosario Castelli. Poner la discusión en otra arena para así disputar otros sentidos, tal vez sea la apuesta de este film que transciende los circuitos activistas y discursos disidentes para entrar en interlocución con otros sujetos. En esa línea Mijal Katzowicz agregó que “es una porno de Albertina Carri, y eso no es un detalle menor porque logra que ese porno de cuerpos y deseos no hegemónicos/disidentes llegue al cine. Llevar este tipo de porno con esta calidad al cine también es otra forma de discutir. ¿Por qué el porno no puede tener este tipo de prácticas? ¿Por qué no puede tener este tipo de calidad, de distribución? El porno ha sido siempre un género despreciado y por eso es que Las Hijas del Fuego es una película radical no sólo por lo que cuenta sino por cómo está hecha y la circulación que tiene”.

Para darle un poco de descanso a las reflexiones, anécdotas y preguntas, nos entregamos un poco al viaje porno de la película y vimos algunos fragmentos de la misma. Una escena de sexo donde el altar de una iglesia y el traje de neopreno se fetichizan, otra escena donde los cuerpos se fusionan con el paisaje patagónico de bosque y montañas, una última donde los juegos de dominación y sumisión expanden las posibilidades del goce. La propuesta road-movie sexual va acompañada en cada ocasión de un tratamiento visual y sonoro exquisito que también nos cautiva. Lo que se está mostrando no es sólo el relato de un viaje y las aventuras sexuales allí presentes, sino un viaje visual en sí mismo, una experiencia visual que resulta gozosa para quien la mira. Volvemos a la charla y preguntamos: ¿Cómo los cuerpos se vuelven paisaje frente a la cámara? A lo que Mijal respondió: “Carri toma algo de esa mixtura que es el porno entre lo ficcional y lo documental. Hace una especie de poetización del porno porque dentro del carácter de ensayo que tiene la película, ella está introduciendo poesía. Ese lugar de transformación que hace Carri desde la poesía, desde la estetización de los paisajes hace que ese porno se transforme. También suele mostrar los cuerpos de un modo que no suele verse en cámara, como contemplando, la cámara no es invasiva sino que está entre nosotras”.

Por último, quisimos saber qué potencial político le encuentran a la película en relación a mostrar prácticas y deseos sexuales no heteronormativos sabiendo que gran parte de la pornografía mainstream sigue reproduciendo narrativas y visualidades donde la heterosexualidad sigue siendo la norma. La respuesta de las fuegas fue contundente: “El goce es un problema político y en ese sentido la película habilita a pensar en ello. Otra lucha más es cómo representar nuestros goces”(Mijal). La exploración sexual, la indagación en el propio deseo y la autonomía del cuerpo son piezas importantes para comprender el valor de películas como Las Hijas del Fuego en tanto apuestas audiovisuales críticas, gozosas y poéticas. “Las escenas también están cargadas de nuestra vida real. Somos todas tortas, bisexuales, travas. Hay cierta continuidad. No vivimos así como en la película pero tampoco vivimos tan diferente y eso le da naturalidad a las escenas de sexo” comentó Rocío Zuviria. Mostrar narrativas del deseo lésbico que no sean una representación dramática, triste como las que acostumbramos a ver en el cine; sino que se muestren lesbianas gozando, sin conflicto ni dilemas. Mostrar representaciones del poliamor donde lo afectivo sea la costura que sostiene y hace posible la vivencia de otras formas del amor, del afecto, del erotismo, de la amistad. En otras palabras, apostar a la ficción para crear otros posibles.

Terminando la charla, las actrices les preguntaron a lxs estudiantes qué pensaban ellxs acerca de si la película era porno, posporno, road-movie u otra cosa. Algunxs intentaron encontrar alguna respuesta, otrxs siguiendo abriendo los interrogantes en torno a las categorías y la necesidad (o no) de las mismas para indagar en productos culturales tan híbridos como Las Hijas del Fuego. Lo cierto es que tanto el seminario como el conversatorio buscaron adentrarse en ese terreno pantanoso en el ninguna categoría alcanza para dar cuenta de la complejidad de los materiales porno que analizamos, pero que actúan como mapas que nos guían en el viaje hacia un porno nuestro.


1. Doctoranda en Ciencias Sociales (FSOC-UBA). Becaria doctoral CONICET en el Instituto Interdisciplinario de Estudios de Género de la Facultad de Filosofía y Letras (UBA).
Graduada de la Licenciatura y del Profesorado en Ciencias de la Comunicación (FSOC-UBA). Escribe e investiga sobre cuestiones vinculadas al cruce arte, género y sexualidades. Ha publicado el libro USINA POSPORNO: disidencia sexual, arte y autogestión en la pospornografía (Título, 2014); como también ha publicado artículos en compilaciones, revistas especializadas y prensa. Docente del seminario “Un porno propio: cruces entre arte, activismos y pornografía” dictado en la carrera de Artes de la Facultad de Filosofía y Letras (UBA). Integró el staff de la Muestra de Arte Pospornográfico de Argentina (2012-2014) y participó de la coordinación del programa PAPO Arte y Política de la Paternal Espacio Proyecto (2015-2016). Ha realizado workshops sobre pospornografía y clínicas de seguimiento de proyectos artísticos en el espacio público.

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